lunes, 6 de agosto de 2012

Marilyn Monroe ayer, hoy y siempre

El pasado domingo 5 de agosto se cumplieron 50 años de la desaparición física de uno de los iconos (a mi gusto) más importantes del cine y el erotismo. Marilyn Monroe tenía 36 años cuando fue encontrada muerta en la cama de su habitación, como el claro símbolo de haber sido víctima no sólo de sustancias como los barbitúricos, sino además presa de su propia depresión al sentirse como una criatura incomprendida y no perteneciente a esta clase de mundo. 



Y cuánta razón tenía. Marilyn (Norma Jeane Mortenson y bautizada como Norma Jeane Baker) parecía ser una criatura celestial de la que todo hombre podía enamorarse, no sólo por sus dotes físicos, sino también por su carisma innata, su mirada tan expresiva y seductora y su encantadora voz con la que se animó a cantarle al entonces presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy

Pero por lo visto, ni la fama, ni el dinero, ni los hombres y ni siquiera su belleza pudieron cobijar ni satisfacer el gran vacío que sentía Marilyn por dentro. Ya en sus últimas películas se la pudo ver con su mirada triste y perdida. Pero ¿qué era lo que realmente ambicionaba para su vida y su futuro si tuvo lo que la mayoría de las mujeres ansía?. ¿Qué era lo que aquejaba realmente a Marilyn y qué le pudo haber pasado para querer destruir su carrera aunque sea inconcientemente?.

Su vida pareció estar ceñida por los azotes de las presiones, el trabajo y la fama y por una infancia poco feliz. Se me viene a la mente compararla, aunque de modo muy general, con Kurt Cobain, el legendario líder y voz de la mítica e inolvidable Nirvana. Cobain añoraba la paz interior y la tranquilidad para su vida. Le escapaba constantemente a la fama y el renombre, sólo quería vivir pacíficamente haciendo lo que más le apasionaba.

Marilyn no es muy distinta a él. Siempre pareció abrumada por los paparazzis aunque lo disimulaba muy bien y nunca le gustaron las presiones del set de filmación ni sus directores. Y más a mi favor, su destino fue la muerte, al igual que el retorcido Cobain, por muy burda que parezca la comparación.

Otra figura que se me viene a la cabeza es la de Isabel Sarli, que con sus curbas exuberantes fue el motivo de muchos desvelos de los hombres en aquella época y que fue un icono sexual en el cine nacional. Afortunadamente la historia de "la coca" fue diferente y su destino también; en el presente es una bellísima mujer de más de 70 años que lleva con orgullo la gratificación y el reconocimiento por su trabajo, pero que no dejó de encasillarse en la femme fatale seductora y provocadora, que salía desnuda en películas varias.

Y ya que hablamos de figuras y comparaciones, no se puede dejar de mencionar a la actriz Michelle Williams y su papel en Mi semana con Marilyn (My week with Marilyn, 2011. Crítica: http://www.sinefilos.com.ar/2012/06/mi-semana-con-marilyn-my-week-with.html). Una muy interesante interpretación que, más allá de sus premios y nominaciones, le valió la comparación casi ineludible con la rubia más hermosa del cine de los años 50.

La figura de Marilyn Monroe podrá ser comparada y traspolada a cualquier personalidad, si se quiere. Fue muchas cosas, excepto madre. Pero dejó tras de sí un legado de bellas películas y la representación de la femeneidad y el erotismo (distinto al concepto de pornografía hoy por hoy). Marilyn no muere; transcurre el tiempo y sigue mencionándosela y representándosela hasta en el arte y la fotografía más populares (sus fotos no tienen desperdicio) y hasta el artista Andy Warhol a través de su pop art tan característico se animó a trabajar sobre su imagen más famosa mundialmente (http://www.webexhibits.org/colorart/marilyns.html).




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