sábado, 29 de septiembre de 2012

“Infancia clandestina” al Oscar, "El último Elvis" afuera

Infancia clandestina, la ópera prima de ficción del director Benjamín Ávila, fue seleccionada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas Argentina para representar al país frente al Oscar en su próxima edición.

Protagonizada por Natalia Oreiro, Ernesto Alterio, César Troncoso y Teo Gutiérrez Moreno, la película se impuso por un voto a El último Elvis de Armando Bo: el film de Ávila obtuvo 19 votos sobre 83, mientras que el de Bo tuvo 18. También competían Elefante Blanco de Pablo Trapero, Dos más dos de Diego Kaplan y Las Acacias, la primera obra maestra de Pablo Giorgelli

Infancia clandestina tiene lugar a finales de la década del ‘70 y sigue el punto de vista de Juan, hijo de guerrilleros, que tras pasar un tiempo en Cuba huyendo de la dictadura militar regresa al país y vive sus primeras experiencias de amor mientras sus padres aguardan una probable contraofensiva.

Si la situamos en el contexto de las producciones argentinas premiadas, la película de Ávila viene de ganar el 1° Festival Internacional UNASUR CINE y compite en la sección Nuevos Directores del Festival de San Sebastián. Por su parte, El último Elvis también tuvo muy buenas críticas en dicho festival, lo que hizo que fuera recibida de una manera positiva. 

Dos grandes películas con temas totalmente diferentes. Una toma postura sobre los grupos guerrilleros en la última dictadura militar, un tópico ya explotado en demasía y teniendo en cuenta que La historia oficial (1985) se ofició como ganadora en la categoría de Mejor director para Luis Puenzo. Por otro lado, el film de Bo parece haber sido creado para reivindicar a su director por sobre las cintas filmadas por su abuelo para convertirlo en el dueño de esta película excepcional, fresca y nostálgica que supo cautivar tanto al público joven como al de mediana edad. 

Las historias sobre la última dictadura militar parecen invadirnos, lo cual no es negativo porque enfatiza el tema de la memoria de los argentinos sobre las atrocidades que ocurrieron en aquella época. El jurado de la Academia parece estar más concentrado o centralizado en este tipo de tramas y parece colocarlas por sobre las demás como las mejores. Pero es una lástima que un film de la calidad de El último Elvis con su originalidad y sus actuaciones, su fotografía, su vestuario y su punto de vista sobre la mentalidad no haya podido superar a una película que trata una temática totalmente recurrente y trillada - igualmente es meritorio que haya sido seleccionado al menos para competir-. 

El film de Bo está excelentemente contado y nos deleita con un imitador real que encaja justo con este papel, que al principio iba a ser interpretado por el recurrente Ricardo Darín, quien a su vez sería coachiado por este imitador nato. Buena elección la de Bo de colocar finalmente a John Mclnerny para representar al más grande y popular cantante del siglo XX. 

Los Oscar parecen estar tomando como más importantes aquellas películas que reflejan más bien la realidad argentina o la identidad nacional, como quieran llamarlo y están dejando de lado las historias nuevas, sin desmerecer la película de Ávila ni sus actuaciones. No vi el film todavía pero no necesité hacerlo para escribir este artículo y a veces me enojo mucho cuando veo en la Academia elecciones con las que no coincido (me pasó en la edición del año pasado y la de principios de este). 

En fin… habrá que rescatar que ambas películas son buenas y que estuvieron a la par en la competencia más importante del mundo del cine. Con esto bastará. 

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